| POR TOMÁS MITJANS SANTAMARÍA |
Los
malos olores en el aire, la basura en el agua y la contaminación visual, son
algunos problemas que aparecen en la Ciudad de Buenos Aires. Sin embargo, la
contaminación sonora es un gran problema que aunque haga mucho ruido, pocos
hablan y se dan cuenta de este fenómeno que genera desde problemas en el
corazón hasta la devaluación de las propiedades.
La
ley 1.540 de control de la contaminación Acústica de la Ciudad, establece que
los ruidos en zona residenciales no pueden superar los 65 decibeles (dB) y en
zona comerciales los 70. Por ejemplo, un tren emite 70 dB, el motor de un avión
en marcha 120 dB y un embotellamiento de autos 90 dB.
En
2011, la Facultad de Ingeniería de la Universidad
de Palermo, reveló en un estudio que los vecinos de la Avenida Cabildo y
Avenida Juramento, soportan una polución sonora de 131,90 decibeles. Además,
demostró que en la zona de Aeroparque el ruido llega hasta los 105,80 dB.
El
estudio llevado acabo por los docentes Mónica López Sardi, Maricel Cattaneo y
Ricardo Vecchio, reveló que de 914 personas encuestadas, el 93% sufre de ruidos
generados por el tráfico, el 57% escucha sonidos de obras públicas y el 18% de
discotecas.
En
2013, el Observatorio Salud y Medio
Ambiente elaboró un informe llamado “Ruido y salud”, que demostró que estar
expuesto a la contaminación sonora, genera alteración en el sueño, pérdida
auditiva, estrés, ansiedad, problemas cardiovasculares y dificultades en el
aprendizaje infantil.
Además
del ruido en las calles, según el estudio “Ruido y salud”, el principal
problema de la pérdida auditiva se genera por el uso de auriculares y el alto
volumen en discotecas y conciertos. Muchos jóvenes comenzarán con la pérdida
auditiva natural a los 40 o 45 años y no a los 60 o 65 como debería ser.
Mariana Conte Grand, doctora en economía, reveló en una
investigación que realizó para la Universidad del CEMA, que las propiedades en
la Ciudad de Buenos Aires valen más o menos de acuerdo a la exposición que
tengan hacia la contaminación sonora.
Conte Grand en su estudio establece que los edificios que
tengan cerca un espacio verde y cocheras, se cotizarán en un precio más
alto. Sí la vivienda se encuentra cerca
de una autopista, avenida o escuela, el precio puede llegar a caer hasta un
15%.
El claro ejemplo del estudio de Conte Grand, es la historia
de Pedro Barragán que vive a 50 metros de la Autopista 25 de Mayo donde pasan
400 mil autos por día y sufre de insomnio. Desde 2001 que reclama a AUSA una
barrera acústica para poder disminuir los ruidos que llegan hasta 90 decibeles
y que además de problemas de salud, le devaluaron su departamento en un 30%.